Habita en aguas corrientes, oxigenadas, básicas, relativamente frías, con abundantes badinas y saltos de agua, de fondos pedregosos o rocosos, sin truchas y situadas en las cabeceras de valle. En algunas ocasiones también puede vivir en aljibes o en cunetas de drenaje de pistas forestales. Se trata en general de ambientes inestables, expuestos a riesgos de aludes y avenidas de agua, así como arrastres y caídas de piedras. Los adultos son muy acuáticos, mientras que los juveniles son más terrestres y probablemente intervienen de forma significativa en la dispersión de la especie.